Ian Cumberland
Asperger
Me cuesta comprender las reglas de algunos juegos.
Me gusta ordenar y desordenar mi habitación.
Escribo con faltas de ortografía.
Me gusta jugar solo.
Me gusta jugar a ser a Batman, El Zorro o Superman.
Me gusta hacer colecciones de tebeos y de cromos de futbolistas.
No me gusta el fútbol.
No me gustan los chistes.
No me gusta que me toquen.
Cuando me tocan, me pongo nervioso.
Cuando me pongo nervioso, me froto las manos muy deprisa.
Tengo que mirar dos veces para ver.
Cuando hablo con alguien no le miro a los ojos.
Me sé de memoria el nombre de las calles que llevan a mi casa.
No rompo cosas.
Me cuesta sonreír.
José María Cumbreño
George Fischer
Por qué las mujeres nos quemamos con el horno
La marquita roja la tenemos todas.
Acá en la mano izquierda, con la que escribo
está también mi quemadura de horno.
Si la miro muy fijo, sobre el radio
se me despliega en tres:
se me tridimensiona la muñeca
y entrecerrando los ojos pueden verse
la muñeca de mi madre, la de mi abuela
y, en un tirón hacia delante, la de mi hija
picada de mosquitos, pulida y ya dispuesta
a la marca de la rejilla ardiente.
Laura Wittner
Louise Zergaeng Pomeroy
Este poema era inédito
hasta que apareció en este blog
Era inédito porque nunca nadie lo había leído
y porque eso dicen las editoriales
En cambio las palabras que aparecen
en este poema no son inéditas
Son las viejas palabras de siempre
las mismas conjugaciones
los mismos hiperbatones
el mismo emisor canal mensaje código receptor
A estas alturas no se le puede pedir
al poeta que sea inédito
a menos que digas:
-ijwoi’0r 2unkn {{´}{{54-
y aun así
en esos códigos
no hay nada de inédito
Horacio Warpola
Léopold Rabus
Striptease
tenemos a una mujer que está en la cama y no puede dormir agobiada por el calor.
12 hombres sin piedad
lo espantoso es sencillo y está siempre muy cerca
Juan Eduardo Cirlot
Te quitas la camisa
Y te observo golosa
Esta noche quiero fiesta
Recorro con la vista tus hombros
Tu pecho me detengo
En la cicatriz del apéndice
En el michelín criado con cariño
Cuchara tras cuchara
Por mis potajes
Me ves mirarte y sonríes
Ya estoy me dices
Pero es tarde las ganas
Como vinieron se fueron
Ahí están
En tus pantorrillas
Negros tirantes
Con un orificio de salida
Torniquetes de nylon
De mi deseo
Ballerina Vargas Tinajero
Vaka Valo
Arbeit macht frei
El número de mi tarjeta de crédito.
El número de mi carnet de identidad.
Mi número de cliente, mi banda magnética.
Mi plástico está vencido
me detuvieron por la mañana
pasé unas horas en el maletero
de un auto sin patente.
No soy sujeto de crédito.
(A muchos se les terminan
por soltar & caer los dientes;
la electricidad tiene también
caminos misteriosos como Dios).
Camilo Brodsky
Ian Cumberland
Érase una vez
Los cuentos que nos contaban de pequeños nunca son los mismos que luego contamos.
Aunque lo parezcan.
Porque a nosotros el lobo también nos ha mandado por el camino más largo.
Y en él, mal que nos pese, hemos tenido tiempo de aprender unas cuantas cosas acerca de los leñadores desinteresados y los finales felices.
José María Cumbreño
George Fischer
Por qué si me postran mil veces me levanto
Los patios internos.
Los baños y cocinas con pileta cuadrada.
Los ambientes semicirculares
con ventanal corrido.
Un aro de básquet en la calle
para que tire cualquiera.
El café exacto que todo lo arrasa
y todo lo eleva durante media hora.
El cielo cuando se decolora hasta quedar en blanco.
La pronunciación de un idioma extranjero
rodeándome como una atmósfera
cargada de sentidos ocultos.
Las charlas con mi hija en el balcón.
Las charlas con mi hija en un colchón
atravesado en el living, sin sábanas.
La mano de mi hijo adolescente
en mi mano cuando nadie lo ve
trazando la misma caricia que en la infancia.
La memoria de todas las caricias
que dejaron su dibujo indeleble.
Laura Wittner
Louise Zergaeng Pomeroy
¿Es cierto que en las desapariciones también habita la materia?
¿Es cierto que el umbral del cuerpo está rendido?
¿Es cierto que un número no es simplemente un número cuando se redondea con la circunferencia de una joven cadera?
¿Es cierto que antes de abrir los ojos fuiste oruga o quinquefolio?
¿Es cierto que si cruzo las angostas líneas de tu ADN tu rostro se reconfigura a mi gusto?
¿Es cierto que la punta de tu dedo es un reflejo póstumo de la existencia salvaje de un meteoro?
¿Es cierto que si te atas una cinta métrica en el cuello caen sublimes las medidas de los deseos?
¿Es cierto que un hombre viejo deja por placer la espada en la llanura?
¿Es cierto que en junio regresan los batallones a pelear bajo la lluvia?
¿Es cierto que no desparezco porque mi carne es carne de otra carne?
¿Es cierto que si mezclo mi sangre con la tinta de un pulpo nace un nuevo estudio sobre la metalurgia?
¿Es cierto que las letras se pueden contar como si fueran puntos rojos persiguiéndote en una racha de barbitúricos?
¿Es cierto que si revuelvo mi nombre con el nombre de cualquier fiera puedo leer el nombre de mi verdadera madre?
¿Es cierto que si al despertar tomo té de verbena se mueren los resultados de mi oscura matemática?
Horacio Warpola
Léopold Rabus
El frío
escaso y gris.
Elena Román
El dolor
En mi caso
No es una punzada
No es escarcha ni nieve
El dolor es
El ardor de un mezcal de 60
Abrasando pecho garganta ojos
Entendimiento
Es fuego martillo y yunque
Es sangre en llamas que impotente clama
Por todo lo que otros desprecian
En una lengua antigua
Que nadie comprende
El frío llega después
Cuando apilas dentro de ti otro cadáver
Que se resiste
Que todavía patalea y llora
Y se caga en tu puta madre desde la caja
Cuando te levantas y apagas
A meados las brasas del incendio
Y te das cuenta
De que el escenario cambia con cada herida
De que la playa la barra la habitación
Están heladas
Y eres el hielo
Y eres la huella y el nunca
El muerto apilado y su uña
Que no se entera y crece
Ballerina Vargas Tinajero
Vaka Valo
Vestirse con los muertos
La camisa es de mi suegro
el abuelo de la Tania
muerto de un infarto en su casa de Los Presidentes
—llegué a cerrarle la mandíbula
antes del rigor mortis;
se la amarré con una de las muchas
corbatas que tenía Carlos. Las otras
están en mi clóset, adentro de una bolsa plástica.
El chaleco es de mi abuelo
se le quedó un día a un amigo de mi vieja
y el Bruno lo agarró para no sacárselo más;
él murió
simplemente de viejo
atormentado, me imagino.
No es fácil la demencia
senil y los flashazos
de una inteligencia en bancarrota. Los bluyines
son de Iván
mi cuñado asesinado en Matta con San Diego
de un destornilladorazo en la nuca —las cosas
inánimes
entran en la carne con pasmosa velocidad
abriéndose paso entre las células y los tejidos.
Los calcetines, parece
son de la Tania.
Las zapatillas sí, como la tristeza de Fabio
son mías y nada más
Camilo Brodsky
Ian Cumberland
Contar con los dedos
Irene cuenta con los dedos.
En su cuaderno, de momento, hay tantas sumas como restas.
De momento, son sólo números que no tienen nada que ver con renunciar ni perder.
José María Cumbreño
George Fischer
Por qué hay que reconstruirse a cada rato
A las ocho de la mañana, sentada ante el monitor
oigo que se barren vidrios en un espacio vecino
auditivamente conectado con el baño
pero tal vez más lejos por uno de esos trucos
que sobrevienen entre edificaciones.
Pedazos inverosímiles de grandes
arrastrados y entrechocados como con pala mecánica
una pala gigantesca, o más bien de fantasía
un instrumento de la ciencia ficción
creado para la doméstica tarea cerebral
del barrido de cascotes y cristales.
Laura Wittner
Louise Zergaeng Pomeroy
()
Los religiosos
fundamentalistas
temen a las mujeres
como cuando eran niños
y se escapaban al baño
con sus compañeros
a verse la pinga
frente al espejo
No tenían idea
para qué servía
Ahora todos esos viejos
temerosos del Señor
se miran el voldo*
en su lúgubre baño
sin uso
sin calorías
aún temeroso
del dulce régimen
de los anos
*Voldo. Del slang komandroviano, significa pene de anciano, o pene inservible.
Horacio Warpola
Léopold Rabus
Qué
Qué sentido tiene una pinza
Que cuelga de un cordel
Que no sujeta nada
O la orilla que observa el horizonte
Y aguarda con seca paciencia
La llegada del agua
Que yo esté aquí sentada
Pensando qué hacer con la bala
Que no sé si me espera
Compasiva en la recámara
Ballerina Vargas Tinajero
Vaka Valo
Coda
Hoy compré dos
caleidoscopios en la calle
—iba a comprar los libros
para el colegio de las niñas.
Uno con cuentas y otro
sólo con espejos.
Las cuentas que distorsiona este último
son la realidad.
Camilo Brodsky
---------------
Valderrama 16
Textos
José María Cumbreño : Contar. Papeles mínimos, 2016.
Laura Wittner : Inéditos.
Horacio Warpola : Libro inédito, Badaud Electrónico – Antología de poesía komandroviana
Ballerina Vargas Tinajero : "Frío" pertenece a Antolejía. Poemas para limpiar el váter. Liliputienses, 2015.
Camilo Brodsky : Inéditos.