Como soy disléxico, no me gusta leer. De niño, en lugar de clásicos de la literatura, leía los horarios internacionales de ferrocarril y me entretenía haciendo, en mi imaginación, las conexiones perfectas entre ignotas ciudades de Europa.
Nicholas Negroponte
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(Foto: Aura)
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Itinerario Internacional de Trenes
1. Budapest-Subotica
2. Subotica- Belgrado
3. Belgrado-Sarajevo
4. Sarajevo- Zagreb
5. Zagreb- Praga
6. Praga- Cracovia
7. Cracovia- Vilna
8. Vilna- Moscú
Vías como vértebras de lirios,
que se parecen más a los buzos
que tienen enormes lagos
en lugar de bronquios;
a un pez beta en la garganta
del padre ausente,
que al despertar en el mismo vagón,
apila barriles que huelen a su mujer.
9. Belgrado-Buenos Aires
10. Lautaro- Sanaüja
11. Río de Janeiro- Missouri
12. México- Karlovac
(Valderrama)
(Foto: Frank Ward)
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Niebla
Paso la mayor parte del tiempo no muriendo.
Para eso es la vida.
Me subo a una motocicleta.
Me subo a una nube y la lluvia.
Me subo a una mujer que amo.
Repito mis temas.
Estoy en Bolonia otra vez.
Aquí voy.
Aquí voy, más y más feliz.
Monto un leño
como un torpedo hacia las cataratas.
Básicamente, está adherido a mí.
En la fábrica,
la moto de carrera que hacen para mí
no esta lista, pero es cada vez más letal.
Estoy aquí para verla nacer.
Está nevando en Milán, dice la TV,
Cerraron un aeropuerto; después, los dos.
El Señor es mi pastor y el Director de Supermotos de Carrera.
Hace zumbar botones y me habilita tres niveles de seguridad,
hacia lo más íntimo del sanctum secreto del departamento de carreras,
Donde entregaré mi último suspiro.
Se retrasan los trenes.
El cielo de Florencia se deshace en nieve.
Esta noche, Bolonia es niebla.
Esta tarde, estaba allí,
con todos los mecánicos que la están haciendo, a su alrededor.
Estaba en una suerte de altar.
Yo estaba en una suerte de niebla.
Tomando fotografías digitales de mi muerte.
Frederick Seidel
(Poems 1959-2009, Farrar, Straus and Giroux,
Nueva York, 2009
Versión de J. Aulicino
/ tomado del blog “otra iglesia imposible” http://campodemaniobras.blogspot.com)
(Lucian Freud)
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Horarios nocturnos
Acostado a tu lado, oigo los trenes.
Cruzan mi frente sus fugaces luces
rasgando el horror tibio de esta noche.
La pausa de silencio me deja una luz roja,
una nota sobre este pentagrama
de cables y de vías oscuras y brillantes.
Acostado a tu lado,
oigo cómo se alejan con el ruido más triste.
Quizá me he equivocado no subiendo a uno de ellos.
Quizá el último acierto
sea -abrazado a ti-
dejar pasar los trenes en la noche.
Joan Margarit
(texto tomado del blog http://whoisinabunker.blogspot.com)
(Foto: Levan Kakabadze)
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Desorientaciones
(fragmentos)
El lugar te traduce. Cuando te movés dentro de un lugar al que ya te mudaste, el aire en tus pulmones tiene otro peso, la luz marca en la tierra un lenguaje que no podés sostener y la ropa que compraste hace meses todavía se desliza por lugares raros.
Sentirse un extraño. No tener ni idea que hay debajo. No tener la menor idea de cómo hay que mirar el campo y el cielo, todas esas historias hechas y desechas ahí, donde estás.
Vivir en una especie de ciudad que es viajar a través de - trenes de carga toda la noche, el neón de los hoteles de ruta, los cruces de caminos en cualquier lugar.
Las marcas que esta ciudad borró escondió tumbó tragó.
Jennifer Drake
"Tracing Amnesia: Terre Haute Poems" (1999)
Versión Patricio Grinberg
(tomado del blog http://zindoygafuri.blogspot.com)
(Foto: Harald Hauswald)
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EMANU- Quería verte
(Pausa)
Dila, quiero estar contigo esta noche. Quiero que mi boca sea una jaula para tu lengua y mis manos golondrinas para tus senos.
DILA- (Sorprendida)
¡Emanu!
EMANU- Además, los amigos dicen que no soy un hombre. Dicen que no podré serlo hasta que haya estado con una mujer.
DILA- ¿Y quieres que sea conmigo?
EMANU- Sí, Dila. Tú eres mejor que las otras. Contigo no me va a dar casi vergüenza. Además, sé casi cómo tengo que hacer. Cuando te miro, trenes eléctricos danzan como mariposas entre mis piernas.
El cementerio de automóviles.
Fernando Arrabal
Editorial Cátedra, 1998. Pág. 90
(Ilustración: Raúl Allen)
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Yo también siento una locomotora en el pecho
cuando subo a la azotea
y miro las sábanas convertirse en monstruos
que devoran el viento
Cuando la brisa tibia de la playa
me informa que tengo
cuerpo, cuando es cubierto
por el cabello negro
de una gitana recostada en la niebla.
Yo también siento una locomotora
por la que suben y bajan
mujeres ensimismadas
que han visto
soles que se convierten en ardillas
y húmedas hojas de roble
romperse
violentas
en fragmentos de tiempo.
Caminan por los pasillos estrechos
con las manos guardadas en la bolsa
de un abrigo negro.
En la noche duermen en vagones repletos de humo de tabaco
y pensamientos que se esparcen como esporas.
En el día miran montañas abrazadas por nubes
en espera de un paseo lleno de velocidad
y paisajes repletos
de locomotoras
con hombres
que suben a las azoteas
y viajan a la playa.
(Valderrama)
(Richard Estes)
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Ese día
Ese día no dudarás por cuál de las puertas del
tranvía entrar. No hojearás las caras de los paseantes,
ese alegre libro, ni siquiera advertirás que bajaste.
Sólo constatarás que los periódicos
ya están en el bolsillo, que el paraguas está levantado en alto y que
estás solo parado en la plaza. Ese día cuando el sol sea
igualmente gris que todo lo demás; ningún pensamiento loco
se te ocurre frente a la entrada del banco; sólo pasa de lado de la cafetería porque
no quieres beber nada. Sin ninguna intención paras a la mujer
más habladora, la que te mira con burla y no dice
ni una palabra. Ese día cuando no percibes
al vendedor callejero de lotería. No entras ni a la librería
ni a la pescadería, ni en una vitrina miras
a qué pareces ahora. Cuando a ninguna pasajera
la imaginas en la cama. Cruzas la calle
para no encontrarte con un amigo o sólo pasas
a través de él sin ninguna consecuencia para los dos.
Volteas la cabeza para no ver la puerta de tu oficina
y no sientes remordimiento. No te paras para escuchar
al hombre que toca la flauta, ni aquel que grita,
sino vas a la parte de la ciudad donde no hay ni altoparlantes
ni sirenas, sólo por todos lados se levantan monumentos
con nombres descamados. Ese día cuando no deseas
regresar sino te hundes profundamente en el silencio. Cuando
allá te disipas totalmente y ya nadie trata de
encontrarte.
Slavko Mihalic
Puentes. Poesía croata: diez poetas contemporáneos (Selección y traducción de Zeljka Lovrenic), DHK/Correveidile, Zagreb-La Paz, 2007.
(Lucian Freud)
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Verdadero valor
Yo creo que podría ser valiente
si las circunstancias estuvieran dadas. Por ejemplo
supongamos que estoy levantando unas pesas
sin camiseta, delante del espejo
e irrumpe el Hombre Lobo, precisamente
cuando me detengo a admirar mi ballesta plateada; o sino
digamos que estoy paseando en la terraza
del reloj de una torre en el momento en que un francotirador
con mandíbula de vidrio
está dudando con el rifle atascado
o un cargamento entero de hostiles alienígenas
o una combi cargada con bombas terroristas
se detuviera en medio de un campo de petróleo
mientras yo sostengo mi encendedor, y entonces
entonces yo sería tan valiente por cierto
como el indestructible Aquiles. Posaría
para escultores, afiches para el cine, un club
de fans lleno de intelectuales fumadores de pipa, y críticos
con sus lenguas de seda y gimnastas de pechos imponentes
esperarían cada una de mis palabras y mis hechos.
Pero en el mundo real, los vampiros atacan
sólo mientras estás en el baño sentado
o mientras te probás los zapatos de tu mamá;
los ladrones únicamente saltan desde atrás de un arbusto
cuando salís de un telo queriendo no ser visto
o del video, cargado de películas
porno. Y si el gobierno acaso quisiera liquidarte
si te mandan un escuadrón de robots criminales
o un asesino serial te sigue al estacionamiento,
sucederá cuando estés estreñido.
No estarás afeitado ni bañado,
los paramédicos notarán tus viejos calzoncillos raídos,
un testículo ausente, el acné de tu rostro
al meterte en un coche repleto de papel de hamburguesas
y de reliquias diarias de los batidos diet,
indiferente a la caída de los ascensores
o a doncellas que huyen en caballos veloces, trenes descarrilados
y asteroides terrestres, sin estar preparado
para reunirte aún con tu creador pero ansiando acabar
sin aspavientos, arreglándotelas lo mejor que podés.
Michael Meyerhofer
Traducción de Aníbal Cristobo
(Foto: Levan Kakabadze)
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2. tal vez
un poeta ahogado en un
danubio imaginario dijese
que tus ojos son dos
pequeñas hachas de jade excavando las
constelaciones nocturnas:
a partir de lo cual compondría
doscientas odas cromáticas
- pero yo que venero (más que el oro verde
rarísimo) el marfil en
alta albura de tu andar en
desmesura sobre una pasarela de
súbitos relámpagos, sé que
tu piel pálida de papel
pide palabras
de luz
Carlito Azevedo
Traducción: Aníbal Cristobo
(Foto: Harald Hauswald)
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Traducción
(fragmentos)
son cuatro
cinco figuras mal ensambladas sobre un paisaje de un viaje en tren
un color, la explicación de un color
recortado y pegado entre una figura y otra
un color explicando algo
el riesgo que supone o el lugar donde se duerme
de pronto en medio de nada
su llamar lo que no hay cuando todavía no llegó
una pared con dibujos de animales
una tortuga brillante y el miedo que daba
su hermana llorando
como si pudiera dejar el sentido en la voz
así como ahora
dentro del recuerdo del ruido
alguien a veces cuando
Traducción Biografía Soundtrack (2010)
Patricio Grinberg (http://zindoygafuri.blogspot.com/)
(Ilustración: Raúl Allen)
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Hubo alguna vez trenes que atravesaron esta misma lluvia, estas mismas llanuras interrumpidas por colinas bajas, vagones con su bamboleo hipnótico, transportando a los felices, los infelices, los arrepentidos, los soberbios, los celosos, los inofensivos, los traicioneros, los idiotas, a destinos ordinarios, remedos de estaciones donde algunos eran recibidos y festejados en casas de una planta y televisor de 21 pulgadas, perro, gato y virgencita con su altar. Hoy día, con cada vez menos frecuencia, cruza los rieles un cabús chirriante y oxidado, lento, como un cometa mecánico en dirección contraria al porvenir.
Luis Chaves
De Asfalto. Un road poem (San José: Ediciones Perro Azul, 2006)
(texto tomado /referencia http://asterion9.blogspot.com/)
(Foto: Ansel Adams)
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Vías
Este es el mismo cruce de trenes
que conocimos juntos.
Y ahora en la distancia,
si pudiera regresar al mismo vagón,
te pediría mi mano o mi cuerpo entero,
para no ser esta sombra movida por las llamas
de este sin saber a cuestas del sexo y el tiempo,
siempre igual cuando concluimos, de vez en vez,
una historia a medias y con censura.
Porque me desvivo en las colinas de los parques
que conocimos juntos, en los puentes y las alamedas;
llenando cada espacio en las butacas y las noches
donde la soledad es un televisor encendido
en mitad del desierto.
(Valderrama)
(Lucian Freud)
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Cíclopes
Las ruedas del tren daban pánico. Mis tías ponían una moneda sobre el carril si se acercaba un tren. Después de su paso, corríamos a ver la vía: la moneda se había convertido en un flaco medallón y sus grabados se habían erosionado. Los niños acariciábamos el tostón tibio y rogábamos por que nos lo regalaran, cadavérico, heroico, inútil.
Rodrigo García Bonilla
Versión completa en pdf
(Foto: Levan Kakabadze)
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(...)---Escúcheme con atención, ¿sí?
Como respuesta, Minerva Halliday creyó oír el palpitar helado de un único latido de corazón.
---No sé cómo puedo adivinarlo. Sé quién es y de qué está enfermo...
El tren tomó una curva. La cabeza del hombre se inclinó como si su cuello estuviese roto.
---Le diré por qué agoniza ¾murmuró¾. Agoniza por una enfermedad..., por la gente.
Los ojos del enfermo se abrieron de golpe, como si le hubiesen atravesado el corazón con una bala.
---La gente de este tren lo está matando. Esa es su enfermedad. (…) “
Cuento “En el expreso, al Norte” Ray Bradbury.
(Foto: Harald Hauswald)
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Drop
(fragmento)
todo era un ejemplo, casi
perfectamente trivial, todo mímicas de una idea, demasiado sobre sí, sobre su aparecer entre
cuotas, contra el impulso cerrado del día diciéndose sin impedir
contra su cara dormida que ahora parece tonta
seguir el ruido
las fotos que dejó sobre la mesa, sólo para mostrar, el punto donde cae, su cara tan dormida y el
impacto, ahora en un bostezo
su forma intimidada de pensarse
el recorrido que agrega
lo que hubiera querido decir, lo que antes decía, por saltos de voces, dejado a tercera persona, a
lugar cerrado en la emergencia de una voz que todavía el cuerpo no asimila
Patricio Grinberg
Manila (2008)
(http://zindoygafuri.blogspot.com)
(ilustración: Raúl Allen)
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BARCELONA-LYON
a mi edad la gente encuentra finalmente
una casa fija y un lugar claro en su generación
habla de amigos y bares muertos y de ex maridos
y no de visitas a amigas dispersas por el mundo
de la misma explicación con el mismo hombre
a esta edad se debe llegar a un país a un partido
y no a estos viajes
en trenes nocturnos con cambios en la frontera
Juana Bignozzi
(Gustave Caillebotte)
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1. Budapest- Subotica
“Viajo en todos los trenes del mundo porque en relación con el hombre, el recorrido en tren es a la acción de narrar lo que la cabaña al acto de escribir; colectividad y soledad, voz y silencio. Un Horario Internacional de Trenes sólo puede confeccionarse con todas las historias posibles y he consagrado mi existencia a escucharlas y narrarlas. Para llegar a cualquier parte del mundo se necesitaba un relato.”
Penélope Córdova,
Fragmento de “Horario Internacional de Trenes” (México)
Versión completa en pdf
(Foto: Levan Kakabadze)
la selección de textos de este número fue hecha por:
la escribidera - http://laescribidera.blogspot.
cueetz - http://cueetz.blogspot.com/
lirva - http://lirva-ad-urbe.blogspot.
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