Afarin Sajedi
one's own ruin [sa
ruine]--
uno se enamora
de un epitafio
y lo pule
contra
sí mismo
día tras día
le llama
y se hace
llamar
por él
de todas
las formas
posibles
pero solo
es uno
su epitafio
Ismael
Velázquez Juárez
Paul White
Axiomas
enriKetta / 1 = ∞
(enriKetta dividida por la unidad es infinito)
enriKetta / 0 = 1
(enriKetta dividida por la nada es la unidad)
enriKetta / enriKetta = Ф
(enriKetta
dividida por sí misma es el vacío)
enriKetta / olga = Ф
(enriKetta
dividida por olga es el vacío)
olga / enriKetta= 0
(olga
dividida por enriKetta es la nada)
Nota: (infinito
= ∞ vacío = Ф )
enriKetta luissi
Rachel Goodyear
Pan con mantequilla y mermelada
Menos mal que
iba a despertarme
sin dolores
de cabeza producidos
por el
insomnio y la insistencia
en
preguntarle a los oráculos
lo que el
dueño del negocio de
la esquina
podría responderte,
menos mal que
la torre central
de la iglesia
de tu colegio se vino
abajo después
del terremoto con
el mismo
estruendo con que se
hubiera
venido la iglesia entera,
menos mal que
el folklore no es
cuestión de
folkloristas sino de
las rocas que
están allí para
defender al
mar de los que
vienen a
contemplarlo y las olas
cada cierto
tiempo se los llevan
y los
devuelven más gordos
pero sin
aire, menos mal que
las
sopaipillas sólo se pueden
comer y
preparar después de
una buena
lluvia de invierno
cuando no dan
ganas de salir
de la casa de
tus amigos que
se ven en la
obligación de por
lo menos
invitarte a tomar
once: bendita
sea la nube
que dejó caer
toda esa agua
sobre
nuestras cabezas y
benditos sean
esos ductos
del desagüe
que no funcionan
ni han
funcionado nunca
durante
ninguno de los
inviernos que
somos capaces
de recordar:
los tics de la ciudad
los llevamos
en la piel, los
vicios del
lugar donde nacimos
en las líneas
de las manos para
que alguien
los lea como si fuera
un cuento
narrado por uno que vive
pero no vive
y de tal manera
espera algún
día volver
a ese lugar
donde alimentar a los amigos
no depende de
qué estación del año
sino de la
cantidad de agua caída
y las cocinas
son un pasillo entre
el patio y el
comedor, menos
mal que
llegábamos sin
anunciarnos,
menos mal
que la puerta
siempre estuvo
abierta y el
ascensor llegaba
hasta el
tercero de ese edificio
de diez
pisos: hubo alguno
que sufrió de
claustrofobia
subiendo las
escaleras pero
por regla
general a todo el
mundo se le
hacía pasar
hasta la
sala: e incluso se
hacían las
monedas para
poder pagar
la micro e
incluso
todavía no se olvidan
de la
cantidad que les debemos.
Pero la mayor
muestra de amistad
era pedir
prestado el teléfono,
era salir a
andar en bicicleta
alrededor de
la cuadra en
que vivíamos
pendientes de la
próxima
metáfora pendiendo
como un fruto
prohibido del
árbol de
nuestras vecinas:
después
hacíamos mermelada,
después se la
echábamos al pan
sin la
obligación de ser felices.
Cristián
Gómez Olivares
Afarin Sajedi
120213
una cafetera
puede contarle su vida
a una lata de cerveza
y dos latas de cerveza
pueden decirse lo que sea
pero solo lo hacen
por amabilidad
para hacerte saber
que tú no puedes hablar
pero crees que sí
y eso es humano
y sufren
por ti
Ismael
Velázquez Juárez
Paul White
Maybe
Tal vez eso no es un lugar, más un montón de
Dark Matter.
Allí estarán esperando, esperando por
nosotros. Ellos, un montón de
Dark
Matter, masajearán nuestros pies, bocas, pensamientos,
que tal
vez no serán más. Esperan por nosotros.
Siempre esperan.
Como
buenos doctores nos conocen y
examinarán a la perfección.
Allí, en
eso, checarán pies, bocas,
pensamientos y más, y, tal vez, llevarán
a otro
lado el reciclaje completo.
enriKetta luissi
Rachel Goodyear
Renga
Quisiera
dar las gracias
por este pan sobre la mesa.
Si me llevara la vida entera
agradecer este desayuno
espérenme, por favor:
espérenme leyendo en los escaños
de una escalera que dirija a otra
escalera, divagando sobre
la calidad de los alimentos
recibidos –y su relación
irrenunciable con la lengua.
En el intertanto
pueden practicar lecciones
de dibujo o algún instrumento
musical, pueden practicar
el camino del guerrero
-Gorin no sho, de Musashi-
y estudiar la forma en que
el enemigo intenta aprovechar
tus debilidades (saca ventaja
de que intente aprovechar
tus debilidades), escribir con
tinta invisible un mensaje
que lo confunda: el kanji
donde su muerte venga escrita.
Aprender la caligrafía de los
hiragana.
El tono con que se dibujan las
sombras
cuando el bambú se corta para
usarlo
como un remo para defenderse contra
el agua.
Aprender a esquivar los golpes
y la tinta demasiado gruesa.
Aprender a aprender a respirar.
San Agustín Etla, 30 de Abril, 2013
Cristián Gómez Olivares
Afarin Sajedi
motor
“I’ll
be there if they need obscurement”
(samuel beckett)
tomo un lápiz
e intento dibujar
ni siquiera es algo
dejar una mesa
llevar una rama de un lado a otro
lamer una ventana
podría dibujar
pero tomo un lápiz
lo miro
me como el lápiz
soy un motor
como lápiz
tras lápiz
Ismael Velázquez Juárez
Paul White
En la galaxia de nombre impornunciable
cada día de no–día
asignaremos abecedario sin letras
números desconocidos de colores y aromas en secuencia
infinita
Crearemos ecuaciones absurdas que tendrán
sentido
por ejemplo
uno es igual a pi uno menos pi es uno uno entre uno es infinito
y serán bajo la lengua como el canto de los
pájaros
en el ojo que no es ojo
Refugio de versos incendiados cinturón sotol
huizache palomita obsidiana pirámide perfil aleteo vagina
Algo o alguien me dicta esto
puedo oler su vestido blanco y sus mamíferas
manos
transfiguradas en las mías
enriKetta luissi
Rachel Goodyear
La nueva siderúrgica, Nowo Huta, Cracovia,
Venceremos
Los edificios
eran tan grandes porque las clases desaparecerían.
La antigua
siderúrgica dio paso a un nuevo barrio. Las avenidas
se hicieron
anchas para que pasaran los obreros. Departamentos
del mismo
tamaño, todos copiados a imagen y semejanza de los otros:
el teatro del
pueblo, la plaza con el nombre del libertador y los planos
eran lo más
importante. Trazar las líneas con un lápiz realista: es
imposible
perderse en ese barrio, es imposible sentirse solo, siempre
hay un
tranvía lleno de gente que vuelve hasta sus casas, incapaz
de sacarte la
vista de encima. En este país siempre han tenido
que elegir
entre el horror y el mal menor, incluso los héroes
trabajaron
para la independencia de otros países o fueron
apresados por
los nazis porque sus aliados los recibieron
con los
brazos abiertos de la misma forma en que se negaran
a
escucharlos, habría que haber sido judío en cualquiera
de todas
estas ciudades para ver como son capaces
de quitarte
una casa que ni siquiera te pertenece mientras
el mesías no
vuelva a aparecer como nos lo vienen
prometiendo
desde los días de la destrucción del templo
y los obreros
organizados puedan asistir a la ópera
para derrocar
al zar en todas y cada una de las funciones.
La enormidad
de las escuelas públicas, las plazas para recibir
a esas
familias donde los niños juegan por obligación,
el mercado
negro es parte de la planificación centralizada
la gente que
te observa es parte de la planificación centralizada:
no importa
que hayan botado esa estatua mientras todos aplaudían.
No importa
que hayan celebrado una misa al aire libre. En el fondo
de los fondos
el cuerpo de Cristo se encuentra en el acero.
Cristián
Gómez Olivares
Afarin Sajedi
memorias
de guerra
me encontraron muerto
en un hotel
no sé en qué año
pero estábamos en guerra
me cortaba las uñas
y caí muerto al piso
no sé quién luchaba
ni contra qué
yo me cortaba las uñas
estábamos en guerra
y pensaba en ti
Ismael Velázquez Juárez
Rachel Goodyear
Que inevitable empieza
Yo resistí la tormenta,
Yo derroté mi exilio.
Yo derroté mi exilio.
E.P
Arrojarse al
mar para que el agua se purifique
sólo lo puede
hacer un adolescente vestido
con un
uniforme de colegio y en la cara
el espanto de
haberlo visto todo
con los ojos
abiertos y cerrados,
pero insiste,
pero insiste porque
es capaz de
soplar más fuerte que el viento
para apagar
las velas de una torta que
no celebra
ningún cumpleaños,
un pastel
maldito, una verdadera delicia
para los
amantes de las calorías
y las grasas
saturadas, una
receta con la
que nuestras madres se aseguran
de que vamos
a chuparnos nuestros
dedos delante
de nuestros
invitados:
enamórense, por favor,
enamórense en
nuestro nombre, hagan
realidad eso
de que la belleza
será no me
acuerdo cuál era el adjetivo
o no será: yo
fallé pero lo reconozco
yo también
tuve mis tardes en esa plaza
tirados sobre
el pasto engendrando
una cuenta de
hospital de la que
haríamos por
supuesto a otros
responsables,
sacudiendo los chalecos,
limpiándonos
el pelo de esas huellas
del tiempo
perdido, de los dientes
de león
heredados incluso
en nuestras
ropas interiores,
libérense de
ese lastre que significa
graduarse de
cualquier cosa
y por lo que
más quieran en este mundo
traidor como
ninguno de los otros mundos que
conozco:
olvídense, olvídense y olvídense.
No importa
que la ropa sea prestada
siempre y
cuando uno sepa ponérsela,
más
importante que llegar sin invitación
es
identificar rápidamente al dueño de la casa
averiguar si
es hincha o no de algún equipo
y en el caso
de haber entrado al velorio equivocado
saludar a la
viuda dependiendo de la edad y de cuantos
hijos tenga.
El resto se aprende con los años,
las calles de
la ciudad se convierten en un mapa
después de
mucho haberlas recorrido
cargando con
las bolsas del supermercado
y esos libros
que no vas a leer ni tampoco necesitas,
para dormir
hay que dejar que las ovejas entren
al corral
como las palabras que vamos
aprendiendo
para derrotar al exilio es imprescindible
una
adolescencia que alimente los recuerdos
porque
resistir la tormenta es una cosa
otra muy
distinta meterse al mar
sabiendo que
las olas son un muro
que no
necesita obreros ni ladrillos
para formar
una casa si estamos dentro
para ser un
puente si quisiéramos cruzarlo
ya estaba
allí antes de que nadie lo construyera
y seguirá
cuando terminemos de derrumbarlo.
Cristián Gómez Olivares
Textos
Ilustradores